Existe una corriente de pensamiento que aboga por un tipo de vida y consumo diferente. Se trata de un planteamiento con matices económicos, políticos y sociales llamado Decrecimiento.
El Decrecimiento trata de hacer frente a la fe ciega en las teorías económicas basadas en el crecimiento, el incremento constante, en el siempre más tan ligado al sistema capitalista. Los recursos naturales no soportan este modelo dicen, y hay que buscar alternativas que puedan amoldarse a las capacidades finitas del medio, de nuestro entorno, del planeta Tierra en definitiva.
Asimismo, el bienestar de las personas, de la humanidad en su globalidad, tampoco encuentran según sus partidarios un punto de equilibrio justo en este modelo. Unos viven muy bien mientras que la mayoría de los habitantes del planeta son pobres, o muy pobres. Mientras, en nuestra sociedad, la obtención de bienestar y calidad de vida parece que pasa en gran medida por el consumo de bienes y servicios.
¿Qué propone el Decrecimiento?
De dos de las cabezas pensantes de esta corriente como son Serge Latouche y Paul Ariès salen propuestas alternativas al capitalismo puro y duro. En su discurso para encontrar un mayor equilibrio mundial y una razonable felicidad individual destacan acciones de muy diverso tipo, que suponen un cambio de valores a veces. Valores más locales, de cooperación y humanistas.
Reducir el consumo, tratar de reutilizar más las cosas, apostar por una simplicidad voluntaria en nuestra vida, tomar una mayor consideración por los productos locales, apostar por la movilidad sostenible, compartir más con las personas cercanas, redistribuir el trabajo con reducción de jornadas laborables, predilección por bancos éticos, y un largo etcétera son las apuestas de esta teoría.
En definitiva nos proponen otro modo de vida distinto. Alejarnos del mantra constante del crecimiento y el aumento constante de consumo de todo tipo de bienes o servicios.
¿Crees que el Decrecimiento puede ser la solución a a la crisis y a otros problemas sociales que nos acechan?